1. Antes que nada, deseche su vieja almohada. Está claro que de un tiempo
para acá ha perdido la capacidad de aconsejarla como es debido.
2. Abra el forro plástico por cualquiera de los extremos (no se requiere el
uso de herramientas).
3. Retire su nueva almohada y palpe su suavidad (se recomienda abrazarla
y/o procurar un roce sutil con cualquiera de las mejillas).
NOTA: este paso es
fundamental para la empatía que debe caracterizar la relación entre una almohada y la epidermis de la cara.
4. Introduzca la almohada en la funda de su preferencia. Se recomienda que
la totalidad de la almohada quede en el interior de la funda, para que no pase
frío en la noche.
5. Repita el paso 3.
6. Coloque la almohada enfundada en su cama, chinchorro, sofá, sleeping bag
o el mueble donde habitualmente duerma.
¡Felicitaciones, su nueva almohada está lista para su uso!
7. Llegado el sueño, el tedio o la flojera, coloque la almohada debajo de
su cabeza (o su cabeza encima de su almohada, es lo mismo). Este modelo se
puede utilizar boca arriba, boca abajo y de cualquier costado.
8. Cumplido el paso 7, siéntase en libertad de consultar con su nueva
almohada cuanta cosa acostumbraba a preguntar a la anterior. El fabricante
garantiza una mejoría del 100% en cuanto a las respuestas que recibirá.
9. Esta almohada está dotada de un avanzado sistema de de absorción con
biopolimeros de última generación que garantizan un secado rápido de su
superficie en caso de derrame de líquido.
Gracias a este sistema innovador, podrá llorar, moquear y babosear
impunemente su nueva almohada sin que esta adquiera malos olores y sin que
aparezcan esas repulsivas marcas amarillentas que de seguro tenía su antigua
almohada.
10. Conserve la caja (siempre es bueno tener una caja, aunque eso es otra
historia).
Tomás García Calderón
No hay comentarios:
Publicar un comentario