miércoles, 15 de agosto de 2012

Esta noche bailaré

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Me gustaría pensar que cada siete años me provoca bailar como lo hicieron Travolta y Thurman en Pulp Fiction, pero ese sería un pensamiento extraño inclusive para mí.

Aquélla noche de diciembre acababa de recibir un sí que luché durante meses y me habían cuadruplicado el sueldo en un cambio de trabajo. Me pareció que estaba en el tope de la felicidad de un cuarto de siglo así que bebí todo el vino que pude y fumé todos los Lucky Light de mi hojalata verde mientras la velada transcurría entre conversaciones de cine y chismes universitarios. Todo “bem”. Todo positivo. Hasta que sonó una canción que ni recuerdo, me paré y sí, literalmente bailé como Travolta con mi Perversa como compañera. Como si fuera el final de algo y dejara de importar el ridículo o la vergüenza. Como si te entregaras a la inercia de unos movimientos que te son ajenos; que no quieres controlar. Fueron unos minutos de invisibilidad en los que aquello de “baila como si nadie te viera” cobró total sentido. Fue genial.

Luego de casi siete años, hoy amanecí con ganas de bailar otra vez como Pulp Fiction. No importa todo el lastre de estos meses confusos en que sumamos a la decadencia: las relaciones comatosas que apagamos con eutanasia; las despedidas, ni los momentos en que contuvimos la respiración en vano… todo a la mierda; a la basura. Hoy bailaré como si fuera el final de algo. Cómo Adam West. Cómo Travolta. Cómo Jackson. Acompañado. Solo. En grupo. No importa, porque cuando se apague la música le voy dar al botón de “reset” y mañana todo volverá a comenzar, como si nada hubiera pasado.


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