sábado, 26 de febrero de 2011

Masoquismo, hipocresia o amnesia...

Es un hecho que cada vez que entro (de último, para que quede claro) a una nueva tecnología, caigo en la cochina trampa de los reencontradores de oficio. Me pasó en MSN, me pasó en Facebook y anoche en el Blackberry.

Los reencontradores son gente que sufre de trastornos psíquicos severos; o padecen de amnesia o son masoquistas. Individuos que están a un nivel de hipocresía que da asco, pero que al mismo tiempo y de alguna forma (como la mosca va a la bosta, diría Horacio Blanco) se terminan agrupando.

Al penúltimo reencuentro al que no asistí fue al de mi promoción de bachillerato. Mis razones las resumo así: los organizadores eran unos idiotas cuando nos graduamos y no creo que hayan evolucionado. Por el contrario, dado el calor de Valencia, estoy seguro que en la actualidad son más idiotas (por aquello de que se funden las neuronas). Luego, la poca gente de aquellos años por la que todavía siento aprecio va menguando (ya los cuento con los dedos de una mano), y aunque no los vea periódicamente siempre me las arreglo para saber de ellos. Por último, todos los demás siempre me parecieron unos campurusos con ínfulas de gente que estaban condenados a reproducirse entre ellos mismos para no contaminar con sus genes a la verdadera civilización. Entonces, de pana, ¿para qué hubiera querido reencontrarlos?. Justamente mi intención siempre ha sido no volverlos a ver (y hasta ahora he tenido bastante éxito).

Como era de esperarse, un impulso morboso me llevó a ver las fotos del reencuentro y la verdad es que todo estaba como me lo esperaba: eran los mismos campurusos más gordos y con crías. La gente que hubiera querido ver, que eran los únicos que no calaban en ese patrón, no asistieron.

Ahora, debo confesar que anoche cai en una trampa semántica de lo más vulgar. Me invitaron a un grupo de Blackberry llamado “amigos UCAB” y no sé por qué, asumí que sólo estarían mis amigos de la UCAB (que a estas alturas son menos que los de Valencia) y no fue así. Estaban sí varios compañeros de promoción quienes no fueron en aquellos años, ni lo son ahora, mis amigos. Fue grato encontrar a algunas personas a quienes invité inmediatamente al Messenger, pero hasta ahí. La posibilidad del reencuentro, en lo que a mi respecta, está de más. No quiero decir con esto que me oponga, pero es que a la gente que me importa no la he dejado de ver en estos nueve años. A los demás, seamos sensatos, podría no verlos por el resto de la vida y no pasaría nada.

Ese grupo no fue ni unido ni solidario. De hecho, nunca fue un grupo, sino un conglomerado de tribus que compartíamos, durante seis horas, un mismo espacio. Darle un cariz sentimental a eso, tantos años después, me resulta absurdo, producto de la amnesia o de una desmedida hipocresía.

Esto que no se tome a mal. Espero que a todos les vaya bien y ya. Cero dramas.



Blogalaxia Tags:

No hay comentarios:

Publicar un comentario