miércoles, 23 de junio de 2010

De ciencia ficción

Consigo el ensayo sobre Ruanda y lo llevo a la caja. Karol está leyendo la contratapa de 1984. Lo hace siempre que venimos acá. Cuando me vea pagando me va a decir qué es el mejor libro del mundo y lo va a dejar en el estante porque, aparte del periódico, él sólo lee relatos de pedofilia en internet.
—Este es un librazo—me dice fiel al guión, pero yo no respondo.
—¿Forma de pago?—me pregunta la cajera nueva, que tiene unos ojos verdes que sacan lo peor de mi, una expresión inexplicable que, según yo mismo —pero a niveles inconscientes—, es de lo más intelectual, un algo con las cejas y el tono de voz que a mi me parece que hace evidente lo de mi Maestría.
—Plástico—le digo con una breve sonrisa y un toque en la montura de mis lentes.
—¿Qué?—pregunta ella, torciendo la boca con un gesto cercano al asco que me hace ver lo estúpido de tratar de levantármela haciéndome pasar por bohemio.
—Tarjeta de crédito—respondo y recuerdo por qué quería quedarme en Europa. ¿Cómo es posible que no entendiera a qué me refería cuando dije plástico?, ¿en qué coño pensó, en fichas de ludo?.

En eso entra una vieja:
—¿Mami tendrás La Divina Comedia?
La vieja no tiene ni pinta de leer Condorito, pero la cajera teclea el título en la computadora. En eso se me acerca Karol:
—¿Viejo por qué no te lo compras?—se refiere a 1984.
—No me gusta la ciencia ficción.
—No me queda ninguno—le dice la cajera a la vieja—, están agotados.
—Gracias mami.

La vieja se larga, pero Karol se le queda viendo a la cajera y comienza a hablar con voz de catedrático:
—Coye tremendo ejemplar—me dice—, Infierno, por supuesto, porque los otros dos no son nada del otro mundo. ¿Tu lo leíste?—le pregunta a la chica.
—Sí —responde ella, pasando mi tarjeta—, pero en Vasco.
Es lo último que hubiera imaginado.
—Ah, que interesante—continua Karol—, debe ser todo un reto leer una obran tan compleja en un idioma con tanto cuerpo como ese—sonríe.
—No sé —se encoge de hombros—, mi papá es Vasco, es como mi lengua materna.—Entonces me entrega el voucher—: Coloca firma y cédula.
Noto que dijo C-o-l-o-c-a… no c-o-l-o-q-u-e. Maldita Sudaca.

—¿Y tu hablas Vasco?—le pregunta a Karol, que no habla bien ni castellano.
—No, tengo facilidad para los idiomas, pero no el tiempo para aprenderlos—claro, el tipo es campeón mundial de pajas, Messenger y Wii, no tiene tiempo ni de lavarse cuando va al baño.
—Yo estoy dando clases en el curso de inglés de la Central—dice la cajera.
—Interesante, de verdad que muy interesante…
—Gracias—interrumpo—, vamos a llegar tarde viejito.
—¿Dónde puede conseguir información de ese curso?—le pregunta Karol.
—En la Central—interrumpo nuevamente— ¿no estás escuchando?
—Te anoto el número—dice la chica—llama y di que lo haces de parte de Celeste.
—¿Y no me puedes anotar tu número también?—pregunta él.
Se hace un silencio incomodo, pero luego la chica anota su numero de celular en el mismo papel. Karol me sonríe y al salir me dice:
—¿Qué te pareció?
—De ciencia ficción, marico… una mierda de ciencia ficción.




Blogalaxia Tags:

No hay comentarios:

Publicar un comentario