Anoche soñé contigo —que no sueñas conmigo, porque ni me
hablas—, que me reclamabas por eso que ya sabemos, pero lo hacías de una manera
indirecta como si yo no estuviera allí, mientras mi emoción crecía ante la
incredulidad de ser el objeto de ese reclamo. Me defendí como pude,
indirectamente, como si no estuvieras allí, pero no llegamos a nada, como
siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario